Hay una razón por la cual nos miramos unos a otros como rivales, y nos limitamos a compararnos y competir. Tenemos un enemigo atacando nuestra mente, nuestra voluntad y muestras emociones, con la esperanza de que nos tornemos uno contra otro, y contra nosotras mismas. Es un ciclo que nos aísla de conexiones íntimas, crea confusión sobre nuestra identidad, y limita nuestro propósito.
Muchos países se están enfrentando posiblemente a las mayores crisis de toda su historia. ¡Qué tragedia sería si nosotros los cristianos no marcásemos ningún efecto positivo en las necesidades de la nación en la cual vivimos! Sin embargo, la victoria es el destino del pueblo de Dios. Anímese a ser parte de Su plan para transformar su vida, la de otras personas y la de su propio pais.
Jesús dijo que el ayuno no es una cuestión de “si”, sino de “cuándo” y prometió que la respuesta de Dios sería para recompensarte. Aprende que no hay manera para medir el tremendo poder que se desata a través de la oración y el ayuno, siempre y cuando ellos se practican con los motivos correctos—y de acuerdo a los principios de la Escritura.